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Huerta de San Vicente  

La Vega de Granada es una llanura aluvial extendida a ambos lados del río Genil y sus afluentes. Situada a 600 metros de altitud y rodeada de sierras, está formada por la sedimentación de arcillas y limos, y mantiene excelentes condiciones para la agricultura.

A lo largo de su historia la Vega ha estado ocupada por uno o dos cultivos básicos de tipo industrial, y en rotación con ellos, una serie de productos de consumo local. La relación entre ciudad y Vega ha sido siempre económica y socialmente importante. A finales del siglo XIX, y especialmente entre 1915 y 1931, el cultivo intensivo de la remolacha ocupó el hueco dejado por el lino y el cáñamo. A mediados de los años veinte del siglo XX empezó a extenderse el cultivo del tabaco.

Forman parte de la Vega los términos de la ciudad de Granada y 37 pueblos. La Vega de Granada supone una pequeña parte del conjunto de la Vega comarcal. Ofrece un paisaje plano, apacible, suavemente coloreado por la gama de verdes, ocres y marrones de sus cultivos.


Las Huertas eran construcciones típicas de la Vega: casas de campo situadas cerca de la ciudad, enmarcadas por los trazados de sus veredas y carriles de acceso, con abundante agua y cultivos de flores y todo tipo de hortalizas. Durante siglos vitalizaron Granada. En 1494 refiere el viajero alemán Jerónimo Munzer:

[La vega] tiene […] muchos huertos y frondosidades que se pueden regar por canales de agua; huertos llenos de casas y de torres, habitados durante el verano, que, viéndolos en conjunto y desde lejos los creerías una populosa y fantástica ciudad [...] Los [granadinos] gustan mucho de los huertos, y son tan ingeniosos en plantarlos y regarlos, que no hay nada mejor.

En el siglo XVII Henríquez de Jorquera describiría en sus Anales de Granada un paisaje similar:

en el dilatado Jaragüi, con tantas y extendidas huertas […] sus numerosas casas se esconden entre sus emboscados árboles, abrazándose con la ciudad hasta los raudales del [río] Genil. […] Hay mucha gente rica y de grande trato y sus casas son bizarras, nuevas y labradas a lo moderno, con grandes jardines de recreación…

Tradicionalmente muchas de estas huertas fueron residencia de verano de las familias pudientes de la ciudad.


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